El claustro de la Catedral de Solsona, que era románico, de influencia tolosana, fue completamente alterado en el siglo XVIII: se rebajó el nivel del suelo, tapió su puerta de acceso (un bello ejemplar de la escuela de Lleida, con decoración geométrica, que fue descubierto de nuevo en 1949-51), y sustituyó los arcos y pilares de la galería baja por unos neoclásicos. Sin embargo, todavía conserva la bóveda románica y la galería alta, de estilo tardo-gótico.