Sobreviviendo al paso del tiempo, las desamortizaciones del siglo XIX, la furia iconoclasta de los primeros meses de la Guerra Civil… existe una zona de la Catalunya Central que ha conservado un importante legado barroco: el Territorio Barroco. Lo forman un conjunto de pequeños municipios que se extienden, aproximadamente, dentro del triángulo formado por el Santuario del Miracle (Solsonès), Cervera (Segarra) y Manresa (Bages). A caballo de cuatro comarcas, dos provincias, dos obispados, y traspasando las divisiones administrativas, el Territorio Barroco es la confluencia de un paisaje, una gente y un patrimonio artístico, histórico, cultural y gastronómico, únicos.
Los espacios donde el festival Espurnes Barroques hace parada son:
El actual Auditori municipal de Cervera es feudo de la antigua iglesia y colegio de los jesuitas de la capital de la Segarra. La iglesia barroca de Sant Ignasi de Cervera, situada en el carrer Major, se construyó entre 1690 y 1727, cuando se instaló el colegio de la Compañía de Jesús. Anteriormente, el mismo espacio ya había acogido una reunión de las Corts catalanes presididas por el rey Pere el Cerimoniós (1359). También fue donde los Reyes Católicos firmaron sus capitulaciones matrimoniales (1452). Del edificio medieval se aprovechó el portal dovelado que aún podemos contemplar. En 1767 se expulsó a los jesuitas y se convirtió en el Real Colegio de San Carlos, el alojamiento de los estudiantes universitarios.
Es un templo barroco de una sola nave, con capillas laterales, cubierto por tres tramos de bóveda de cañón con lunetos, mientras que el presbiterio está cubierto por una gran concha. Como curiosidad, tiene la entrada en la cabecera, para poder acceder desde el carrer Major.
Uno de los espacios más destacados de la antigua iglesia es la capilla de la Immaculada o de la Mare de Déu de l’Incendi, un gran espacio cuadrangular centrado por una cúpula traducida exteriormente en un cimborrio octogonal, con ocho ventanales separados por pilastras. El delicado detallismo del estuco que la decora, de un rococó mesurado, hace de este uno de los espacios barrocos más interesantes y desconocidos de la ciudad.
Si Ignacio de Loyola vio alguna cosa que le impactó desde el río Cardener el año 1522 cuando llegó a Manresa (Bages) fue, seguramente, la imponente imagen de la basílica de Santa Maria. Conocida popularmente como La Seu es considerada uno de los principales edificios del gótico catalán.
Su emplazamiento elevado acogió, de forma sucesiva, un poblado ibérico, una fortaleza romana y un templo románico. La construcción del edificio actual se inició en 1322 y fue a cargo del mismo arquitecto de Santa Maria del Mar de Barcelona, Berenguer de Montagut. La basílica se culminó a finales del siglo XV con el gótico ya como estilo imperante. Eso sí, las intervenciones posteriores añadieron elementos renacentistas, barrocos o hasta neogóticos, como la fachada del baptisterio.
Los elementos más destacados de la Seu son el impresionante rosetón de la fachada de poniente, la campana y la cripta con un gran tabernáculo de mármol y ocho medallones barrocos.
En el interior llama la atención la colección pictórica, donde sobresale el retablo del Esperit Sant del maestro Pere Serra, uno de los más valiosos de la pintura catalana del siglo XIV.
En el extremo norte-oriental del municipio de Sant Mateu de Bages encontramos el pueblo de Valls de Torroella, nacido a raíz de la iniciativa del industrial y político Isidre Valls (1858-1933) que, a causa de desavenencias con su tío, fundó la colonia en 1901, a pocos metros de la original colonia familiar de Palà de Torroella.
La colonia (que a la década de los 70 llegó a su máximo esplendor con 600 obreros) sigue el modelo de las que poblaban el vecino río Llobregat, dónde la familia Valls había tenido ya la fábrica de Vilafruns.
Más allá de los emblemáticos Casino y Teatre, un horno de pan artesano y otros servicios, en los edificios de la colonia sigue habiendo actividad industrial. Una iniciativa peculiar es la de la cervecería La Guineu, que ocupa parte del edificio de Ca l’Arenys.
La villa de Cardona (Bages) se caracteriza por su largo e importante papel en la historia. Después del esplendor medieval, vivió las vicisitudes de la Edad Moderna con un rol destacado durante la guerra de sucesión española. El Barroco también estuvo presente en las capillas y algún retablo y frontal del altar como el de Sant Ramon Nonat. Cabe destacar el altar mayor de la iglesia de Sant Miquel, desaparecido durante la Guerra Civil (1936), obra de Andreu Sala de Linya, nacido cerca de la población.
Es en esta villa donde, unos años más tarde, se fundó Cafès Gener.
Cafès Gener es una empresa que se fundó alrededor de 1950 cuando el propietario del establecimiento Café Colón de Cardona enseñó el secreto de tostar café a Josep Gener, también conocido como “el Bonany”, nacido en una masía cerca de la villa.
Josep Gener empezó a explorar el mundo del café, viendo las posibilidades de mercado que tenía, y pronto consiguió un nombre dentro de la comarca. Así se creó una empresa familiar donde, en la actualidad, ya trabaja la tercera generación.
Cafés Gener estaba ubicada dentro las murallas de Cardona. En el año 2000 dieron un salto cualitativo y cuantitativo importante ampliando las instalaciones y trasladándose a una nueva planta en el polígono industrial, renovando y modernizando al mismo tiempo todo el proceso de almacenamiento, tostado y envase del café.
La capilla de la Puríssima Concepció es un edificio de origen medieval construido al lado de un portal de la villa fortificada de Pujalt (Anoia). Ya en época moderna se añadió una espadaña.
Consta de una sola nave de planta rectangular cubierta con una vuelta de cañón apuntada de piedra. El presbiterio está presidido por un notable retablo barroco, dedicado a la Virgen y fue construido en 1638 y dorado en 1686. Pintura, bajo relieve y las esculturas de cuerpo entero hablan e ilustran la vida de María. Esta obra maestra fue encargada por los feligreses y fabricada en Manresa (Bages). Es uno de los pocos altares que se salvó de su destrucción durante la Guerra Civil y que ha llegado con toda su fuerza original a nuestros días.
LA CAPILLA DE LA MARE DE DÉU DEL CLAUSTRE - CATEDRAL DE SOLSONA
Ubicada en la Catedral de Solsona, la capilla de la Virgen del Claustre (1727-1776), destinada a dar culto a la preciada talla románica, sufrió sucesivas destrucciones. Su compleja construcción, que preveía también construir un retablo y decorar el espacio arquitectónico con pinturas murales, se encomendó a Jacint y Carles Morató - que trabajaron con la colaboración del escultor Josep Sunyer i Raurell. El retablo desapareció con la suma de los destrozos de 1810, 1822 y 1939, pero gracias a algunas descripciones antiguas se intuye que debía tratarse de uno de los espacios más impresionantes del barroco catalán.
CASTILLO Y COLEGIATA DE SANT VICENÇ DE CARDONA
Desde el siglo IX el castillo y la colegiata de Sant Vicenç dominaron el territorio y controlaron las salinas. Estrategia militar y culto religioso se unieron en lo alto de una colina. El castillo se levantó en el 886 bajo las órdenes de Guifré el Pilós, conde de Barcelona. De esta época sólo queda la torre principal, conocida como la Torre de la Minyona. Durante la primera mitad del siglo XI se construyó la iglesia de Sant Vicenç, una de las mejores muestras del románico lombardo catalán.
Entre los siglos XI y XV, el castillo fue la residencia de los ricos señores de la sal, un gran ejemplo de fortificación militar medieval que, con el tiempo, fue perdiendo su función residencial y ganó importancia estratégica. A partir del siglo XVII, la fortaleza actualizó su sistema de defensa con una corona de baluartes.
Fue durante la Guerra de Sucesión, cuando se convirtió en símbolo de la resistencia de los seguidores del archiduque Carlos ante los defensores de Felipe de Anjou: el castillo fue la última fortaleza que se rindió a las tropas borbónicas y cayó después de la capitulación de Barcelona el 18 de septiembre de 1714.
RETABLO Y FRONTAL DE LA CAPILLA DE SANT RAMON NONAT
En 1681, después de una epidemia de peste en Cataluña, la duquesa Catalina de Cardona ordenó la fundación de la Capilla de San Ramón Nonato, que debía construirse en el lugar donde, según la tradición, habría muerto el santo el año 1240, con altar, retablo y lámpara de plata. El retablo barroco, de madera policromada y dorada, lo llevó a cabo el escultor manresano Pau Sunyer y del dorado se encargó el platero local Magí Torrabruna.
El conjunto de relieves, ocho escenas, representan varios hechos de la vida del santo y, el frontal de altar, contiene el escudo de los Cardona. Ambos han sido restaurados recientemente en el Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya.
El claustro de la Catedral de Solsona, que era románico, de influencia tolosana, fue completamente alterado en el siglo XVIII: se rebajó el nivel del suelo, tapió su puerta de acceso (un bello ejemplar de la escuela de Lleida, con decoración geométrica, que fue descubierto de nuevo en 1949-51), y sustituyó los arcos y pilares de la galería baja por unos neoclásicos. Sin embargo, todavía conserva la bóveda románica y la galería alta, de estilo tardo-gótico.
El convento de Sant Agustí de Igualada fue fundado por frailes agustinos en 1393 en el lugar donde había una capilla. Fue convento hasta 1835 y, unos veinte años más tarde, se instalaron los escolapios, que todavía tienen la actual Escola Pia d'Igualada. La iglesia adyacente, con título de santuario, está dedicada a la Virgen de la Piedad, copatrona de la ciudad, y fue construida alrededor de 1780.
La pieza arquitectónica clave de todo el conjunto lo constituye el claustro renacentista de influencia italianizante, de planta trapezoidal y de dos pisos. Fue construido entre 1612 y 1670. En medio de cada una de las alas hay un escudo con una fecha, que, en teoría, corresponde con el año de construcción.
Es considerado uno de los principales monumentos de la capital de la Anoia.
Sant Guim de la Rabassa es un núcleo de población del municipio de Sant Guim de Freixenet, en la Segarra. La casa señorial del pueblo, gracias a un legado testamentario del año 1641, pasó a manos de los jesuitas, que se establecieron y renovaron la estructura del pueblo, transformaron la antigua construcción en un convento de su orden y construyeron una iglesia barroca sobre la edificación medieval, consagrada a Sant Andreu y Sant Guillem.
El actual edificio conventual es del siglo XVIII, es rectangular y forma una unidad con la capilla dedicada a Sant Andreu y Sant Guillem situada en uno de los extremos, adosado a los restos de la antigua casa señorial. Al lado del muro lateral de la iglesia, al otro lado del camino, se encuentran las arcadas de lo que fueron las antiguas caballerizas.
Tras la expulsión de los jesuitas, el edificio fue embargado y destinado a colegio y viviendas. Esto obligó a realizar varias reformas. El edificio se encuentra actualmente en desuso pero en buen estado de conservación.
Erigida en pocos años, entre 1587 y 1612, la iglesia actual de Esparreguera sustituye al anterior templo parroquial, que había quedado pequeño. Quedó muy dañada por la ocupación francesa, cuando las tropas napoleónicas la utilizaron de cuartel general. Pero lo que causó estragos irrecuperables fue la Guerra Civil, donde un pelotón fuera de la villa fue el responsable de la destrucción, entre otros, del fabuloso retablo mayor de Jaume Comes y Nicolau Travé de 1777, del retablo de Sant Miquel, obra de Pau Boxadell y Antoni Rovira, del órgano hecho en el año 1625 por Francesc Bordons, aparte del mobiliario y el archivo parroquial.
Aunque bendecida en 1612 por el Padre Abad de Montserrat, el campanario no se acabó hasta 1636. Iniciado con planta cuadrada y ochavado en los cuerpos superiores, sus 60 metros de altura son un verdadero mirador sobre el Baix Llobregat.
La iglesia tiene su origen en la época románica. En el transcurso del siglo XIV se rehizo el edificio, levantando una nueva construcción gótica, consagrada en 1397. El nuevo espacio, a diferencia del de Sant Vicentç en el castillo de Cardona, sería la iglesia de los mercaderes. Más adelante, ya en el siglo XVI, se añadió una cripta donde se veneran las reliquias de los santos Celdoni y Ermenter.
En el interior del templo se conserva una talla gótica de alabastro, la Virgen del Patrocini, así como importantes muestras de la retablística catalana del siglo XV.
Durante la Guerra Civil de 1936-1939, la iglesia sufrió graves desperfectos. El retablo mayor de Sant Miquel, magnífica pieza del barroco, fue destruido. Era obra de Andreu Sala, de Linya, quien lo construyó alrededor de 1707. También desapareció el órgano, hecho por Pedro Fernández.
La Iglesia del Poble Vell, construida junto al castillo, aparece citada en un documento de 1154 como parroquia de Sòrisa. Se trata de un edificio religioso de planta rectangular, con torre del campanario y ábside. El conjunto formado por el Castillo y la Iglesia es una de las imágenes más características de Súria.
Inicialmente, la Iglesia constaba de una única nave y era de estilo románico. Los demás elementos de la iglesia han sido resultado de ampliaciones y reformas más modernas. La más destacada, en 1862, cuando se añadieron las dos naves laterales.
El templo contaba con un importante retablo barroco, dedicado a San Cristóbal, que fue destruido en 1936, a principios de la Guerra Civil.
En el interior del ábside también se ha recuperado una pintura mural del siglo XV, que representa un campanero.
La iglesia del Sagrat Cor, situada en la calle Casp de Barcelona dentro del complejo escolar de los Jesuïtes, es obra de los arquitectos Joan Martorell Montells y Camil Oliveras Gensana. Fue construida entre los años 1883 y 1889. Su estilo artístico, que puede calificarse de premodernista, es monumentalista e historicista, con una marcada influencia del románico y del estilo bizantino.
En el interior de la iglesia podemos encontrar la espada que se atribuye a la que Ignacio de Loyola dejó en 1522 como exvoto en Montserrat justo antes de establecerse en Manresa, donde escribió los Ejercicios Espirituales. La espada llegó a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en 1907 y se colocó en el altar de San Ignacio en una urna de bronce dorado realizada por Bernardí Martorell Puig, ganador del concurso del diseño que fue presidido por Antoni Gaudí.
IGLESIA PARROQUIAL DE SANT LLORENÇ DE MORUNYS
Situada en el centro de la población, esta iglesia fue declarada monumento histórico-artístico en 1976. Data del siglo XI y se trata de un templo basilical de tres naves separadas por pilares de planta en forma de cruz, de piedra, cubierta con bóveda de cañón la central y de arista las dos laterales. La longitud es de 25 m por 15 m de ancho y 15 m de altura en el centro de la nave principal. El ábside central guarda en la parte inferior restos de pinturas murales de finales del siglo XIII y principios del XIV.
ALTAR DELS COLLS
La capilla de la Virgen dels Colls, situada en la Iglesia de Sant Llorenç de Morunys, es una de las obras más representativas del barroco catalán. Fue obrada entre los años 1773 y 1784 por el escultor de Folgueroles, Josep Pujol i Juhí, y el estilo corresponde a un barroco tardío ya muy cargado.
Es muy destacable la cúpula, pero en general, todo el conjunto expresa la gran capacidad compositiva y escénica del escultor, enaltecida con el excelente dorado y pintado que fue realizado entre 1784 y 1789 por Ramon Moliner.
Todos los temas esculpidos están dedicados a la Virgen dels Colls: el Magníficat en el gran panel de la derecha, la Salve en la cúpula y las Letanías en los pilares. La capilla tiene un camarín con la imagen rehecha de la Virgen, cuya base quedó afectada en 1936.
La capilla fue sufragada por la cofradía dels Colls, una congregación laical de origen medieval muy influyente en la historia de la villa.
El 6 de junio de 1779 se puso la primera piedra en el lado de mediodía de la calle de Sant Miquel. La obra se ultima en cuatro años, 1783 (mismo año que fue bendecida), inmortalizados sobre el portal de entrada principal.
El nuevo templo, un bello edificio de una espinosa nave, con cuatro capillas por banda y tribunas a nivel de corazón, es una de las más grandes y proporcionadas de la comarca.
Durante la construcción se obtuvo permiso para enterrar a la Iglesia antigua, sin embargo se aprovecharon el suntuoso retablo barroco del altar principal, cuatro relieves, una pila bautismal y la figura de Sant Miquel, situada hoy en la parte exterior lateral y que da nombre a la calle del mismo Santo. El precioso retablo no sobrevivió a los estragos de la Guerra Civil, de 1936-1939, y fue destruido.
El altar mayor actual, obra del arquitecto Miquel Pallàs, fue inaugurado el 16 de agosto de 1953.
En una de las grutas tan características del paisaje manresano, hundido pero con una vista frontal de la montaña de Montserrat y del valle del río Cardener, dice la tradición que San Ignacio de Loyola se retiró una temporada para meditar y escribir los célebres Ejercicios Espirituales. Con el paso de los años, esa sencilla cueva se ha acabado convirtiendo en el edificio más monumental y fastuoso de la ciudad de Manresa. Encima de la roca natural se ha erigido un imponente santuario, que se ha convertido indiscutiblemente en lugar ignaciano por excelencia de la ciudad y en uno de los referentes más universales del mundo jesuítico.
En el Santuario de la Cova de San Ignacio, paisaje y arquitectura se fusionan de forma sorprendente formando una fachada artificial sobre el monte de Sant Bartomeu, que es uno de los elementos más visibles de la entrada de Manresa. Su decoración, con una mezcla de estilos que conjunta el barroco de la escuela escultórica manresana con el modernismo de Josep Llimona, se convierte en un rasgo de identidad que diferencia este santuario del resto de espacios patrimoniales de la capital del Bages.
El Palacio de Fluvià, más conocido como Obra de Fluvià, está situado a un km. de Guissona, cerca de la carretera que lleva a Biosca en el antiguo término del pueblo de Fluvià. El lugar, que pertenecía a la universidad de Guissona desde 1383, pasó progresivamente a la jurisdicción del obispado de Urgell. En 1505 el obispo Pere de Cardona compró la totalidad de los derechos señoriales, y emprendió la construcción de una residencia-palacio para los obispos de Urgell, en sustitución del antiguo castillo.
La obra avanzó rápidamente pero quedó interrumpida en 1514, cuando el obispo Cardona se trasladó a Tarragona como nuevo arzobispo metropolitano, momento en que ya estaba terminada y cubierta la planta baja.
Se trata de un palacio gótico-renacentista que se dejó inacabado ya a principios del siglo XVI. La construcción es de planta cuadrada, centralizada por un patio, desde donde se abren todas las estancias. La iglesia del palacio es uno de los espacios más interesantes del conjunto y estaba dedicada a Sant Jordi, Santa Llúcia y Sant Blai. La fachada principal presenta tres vanos en la banda derecha, dos de las cuales son ventanas con arcadas que se sustentan en ménsulas con motivos vegetales y zoomórficos, y una tercera abertura con un ojo de buey. Las tres ventanas conservan elementos decorativos góticos con arcos rebajados y molduras pronunciadas. En el lado izquierdo de la fachada todas las aberturas se encuentran actualmente tapiadas y se observa una ventana muy deteriorada y una puerta, que daba acceso directo desde el exterior a la iglesia. En la fachada este hay diferentes aberturas, todas tapiadas o inacabadas y una puerta que comunica con las caballerizas. Se accede al palacio por un vestíbulo que da a una gran sala ricamente decorada a mano derecha ya la iglesia a la izquierda; delante, como ya se ha dicho anteriormente, un patio que centraliza todo el edificio.
Se conservan todavía molduras, frisos decorados con motivos vegetales, filigranas, arcos adovelados que dan acceso a las estancias, relieves con motivos vegetales, capiteles ricamente decorados, etc.
En 1808 con la Guerra de Independencia, los franceses fortificaron el edificio y derribaron parte de la cubierta.
El hospital d’en Llobera está situado en el núcleo histórico de la ciudad de Solsona, no muy lejos de la cuna de ilustres artistas del Barroco como el pintor Francisco Ribalta o la estirpe de los Morató, destacados escultores del siglo XVIII.
Es un edificio de estilo gótico de la primera mitad del siglo XV ubicado en la calle Dominics. Inicialmente fue construido para ser un hospital de pobres, tal y como Francesca de Llobera, hija de mercaderes, dejó estipulado en su testamento, en 1411. Este edificio ha servido sucesivamente de hospital, de colegio de dominicos , de universidad literaria, de seminario, de escuelas parroquiales y, actualmente, es la sede del Consell Comarcal del Solsonès.
El castillo y la iglesia del Poble Vell de Súria, encaramados sobre una colina, presiden el municipio que —con el crecimiento demográfico del siglo XIX— se expandió muros allá hacia los arcenes del Cardener.
De configuración medieval, sus callejuelas estrechas y sus casas de piedra conservan todo el encanto de un pueblo de época, sin establecimientos modernos que rompan su atmósfera pacífica. Admirando las portadas de sus edificios, sorprende encontrar dinteles esculpidos eminentemente en los siglos XVII y XVIII, cuando se abrieron también las dos puertas de la muralla que miran hacia Cardona y Manresa.
Como todas las plazas mayores, la del Poble Vell de Súria era también el centro neurálgico de la actividad de la villa hasta principios del siglo XX. Su forma triangular, de dimensiones relativamente reducidas, rodeada de casas con intervenciones notables durante la época barroca, la hacen un emplazamiento idóneo para celebrar todo tipo de actos culturales como los que se vivirían en el siglo XVIII.
En plena cordillera de Sant Jaume, en el límite de los actuales términos municipales de Riner y Llobera es donde se erigía el Castillo de Riner, del que se ha conservado la iglesia. La construcción, datada del siglo XII, es sencilla, con una sola nave con bóveda de cañón que arranca sobre una pequeña moldura.
En el exterior podemos observar varios arcos monolíticos y algunos elementos escultóricos de carácter popular, como un personaje yacente con una mano en el pecho y otra en el vientre. De época posterior, destacan un corpulento campanario, un porche, el cementerio adosado y una sacristía.
En su interior luce el retablo barroco dedicado a Santiago, fechado en la segunda mitad del siglo XVII y de autoría anónima. Restaurado recientemente, está presidido por la figura de Santiago acompañada por Sant Isidre a la izquierda y Sant Pere a la derecha, de los que se presentan varios episodios de sus hagiografías. El más notable, por su rareza iconográfica, es el del traslado de los restos mortales de Sant Jaume por mar, en un barco comandado por un ángel.
Con vistas privilegiadas del Bages, la iglesia de Sant Miquel domina la cordillera de Castelltallat, junto a donde se erigía el castillo de Montedono del que aprovechó las piedras. A pocos metros del templo (construido principalmente entre los siglos XV y XVIII), encontramos el observatorio astronómico, que viene a remachar la bóveda estrellada del presbiterio de la iglesia. Inaugurado en el 2004, sólo 6 años después de los fuegos que devastaron los pinos de la cordillera, invitaba a mirar el cielo en un momento en el que era difícil mirar a la tierra.
En el interior de la iglesia, con una nave central y una nave lateral adosada a la esquina izquierda, encontramos tres retablos de los siglos XVII y XVIII. El más notable es el que preside el templo, dedicado a San Miguel Arcángel, con cinco calles, tres pisos y predela. Datado de 1613, es un valioso ejemplo de barroco primigenio, con su estilo narrativo deudor todavía de la retablística gótica.
Aparte del retablo principal, las dos capillas laterales conservan el retablo del Santo Cristo, datado de 1703, con dos columnas salomónicas que fueron escogidas para ilustrar la Exposición Internacional de 1929. El del Roser, con tablas originales del XVII donde se representan los misterios del rosario, cuenta con algunas intervenciones del siglo XIX.
Madrona es una entidad de población del municipio de Pinell de Solsonès. En una colina encontramos un espacio monumental con las ruinas de dos edificios: un castillo y la antigua iglesia románica lombarda de Sant Pere de Madrona.
En el último tercio del siglo XVIII se construyó, en otra colina no muy lejos, una nueva iglesia parroquial mucho mayor y espaciosa, hecha en tiempos de prosperidad y aumento de población.
La iglesia barroca de Sant Pere de Madrona fue levantada entre 1771 y 1776 por el maestro Jaume Fornell, de Tenelltatge, y se caracteriza por una arquitectura muy remarcable. Ya en la fachada se puede observar el coronamiento curvilíneo, característico del barroco catalán del XVIII. En cuanto al interior, la estructura del espacio recuerda a los templos jesuitas como la de la Cova de Sant Ignasi de Manresa: una nave central articulada con pilastras que sostienen un entablamento y está flanqueada por capillas laterales sobre los que hay hay una serie de tribunas/balcones que le confieren un aire profano. En la cuenca absidal hay una gran concha que parece irradía de la cima del retablo mayor.
El altar barroco, de principios del XVIII, que había en el antiguo templo de Sant Pere fue fragmentado en tres partes y trasladado a la nueva iglesia. El interior del templo está decorado con policromía y una representación de los doce apóstoles.
Conocida como La Catedral de Els Pagesos, esta iglesia situada en un extremo del municipio de Pinós, conserva uno de los secretos más espléndidos del Solsonès. En su interior (monumental si tenemos en cuenta la población diseminada de las casas que tiene en unos pocos kilómetros a la redonda) se preservan cinco retablos barrocos, cuatro de ellos de la estirpe de los Pujol. Por eso hay quien la ha bautizado también como “la catedral de los Pujol”.
El único retablo no atribuible a la estirpe de Gurb es el del Santo Cristo (c. 1682), situado en la primera capilla del lateral derecho. Enfrente se sitúa el de Roser (1730), obra de Segimon Pujol, dorado casi noventa años más tarde. Las otras dos capillas laterales tienen, por delante, los retablos de Sant Miquel Arcángel y de Sant Isidre, fechados ambos de 1789. Si el retablo del Roser era de estilo narrativo y se ha preservado sin pérdidas, estos dos son de factura neoclásica con rasgos abarrocados, y las esculturas que enmarcaban fueron quemadas durante la Guerra Civil.
Pero el retablo verdaderamente impresionante del templo es el del altar mayor, obra de José Pujol i Juhí, fechado en 1794. Presidido por la figura de Sant Pere, patrón de la parroquia, su figura aparece rodeada de los cuatro evangelistas, de los apóstoles y de Sant Pau, en una disposición piramidal llena de dinamismo.
La Coma i la Pedra es un municipio del Solsonès situado al norte del vall de Lord, en la cabecera del río Cardener. Es una población muy abundante de agua: encontramos el punto de nacimiento del Cardener y las aguas medicinales de la fuente de la Puda.
Cercana al pequeño pueblo de la Pedra, junto al río Cardener, encontramos la fuente de aguas sulfurosas de la Puda, de gran valor medicinal. Desde tiempos inmemoriales ha sido muy visitada por gente de distinta procedencia y categoría social con el afán de recuperar la salud.
El primer núcleo del que se tiene constancia documental es el de la Pedra. El pueblo de la Pedra se alza en una colina que domina el valle de Lord y aquí encontramos la iglesia de Sant Serni, consagrada en la segunda mitad del siglo IX. Esta iglesia románica, muy modificada es de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón y un transepto marcado y orientada a levante. Tiene dos capillas laterales que datan de los siglos XVI y XVII y un retablo barroco del siglo XVII.
La iglesia de Sant Vicenç de Fals se levanta en el lugar conocido como Torres de Fals, en una colina del término municipal de Fonollosa, en el Bages. Forma un conjunto monumental con la rectoría, el cementerio, una torre cilíndrica del antiguo castillo de Fals y otra torre, también cilíndrica, al otro lado de la riera.
De la primitiva iglesia románica, documentada en 1016, prácticamente no queda nada. Se le añadió una capilla gótica que conserva algunos elementos como una ventana geminada ojival y una hornacina. Fue aprovechando esta capilla que, en el siglo XVII, empezó a edificarse el templo actual. Se mantuvo la longitud del templo románico, se aumentó su anchura, se añadió un cuerpo de nave y se abrió una nueva puerta de acceso. En el siglo XVIII se levantó el campanario actual y, en 1885, se añadió la capilla fonda.
El interior de la iglesia quedó muy dañado por la Guerra Civil.
Recientemente, la nave central de la iglesia de Sant Vicenç de les Torres de Fals se ha adecuado como espacio de uso público.
En lo alto de una colina, en la ribera del río Sió y bastante cerca de su nacimiento, encontramos el castillo y la iglesia de Santa Magdalena de Vergós Guerrejat. Este pueblo, de una treintena de habitantes, forma parte del municipio de Estaràs, vecino de la capital de comarca: Cervera.
Si bien hay noticias de una iglesia y un castillo en el siglo XI, edificados por lógica de control territorial en una zona fronteriza de la autodenominada “reconquista”, el actual edificio data de los siglos XVII y XVIII, cuando los Meca, señores del lugar, mandaron también construir la iglesia de Santa Magdalena. Desde las dependencias del castillo, los señores podían asistir a misa, lo que explica la presencia de balcones a esquina y esquina de la nave central, justo sobre la media docena de capillas laterales.
La iglesia, inaugurada en 1720, está presidida por un retablo barroco no esculpido sino pintado con la técnica del trompe l’oeil, un recurso que permitía abaratar los costes de una obra en madera, muy probablemente inasumible para unos señores de la baja nobleza de principios del siglo XVIII.
Frente al castillo y la iglesia, la plaza es un mirador espléndido (sin trompe l' oeil de ningún tipo) sobre los campos de la Segarra.
El Santuario de Pinós se encuentra a pocos metros del centro geográfico de Cataluña. Mirador privilegiado en Norte y Sur, este punto de 900 metros de altura “en medio de la nada y del todo” es todavía hoy un lugar de peregrinaje. Han cambiado sus formas, pero los devotos que siglos atrás subían a oír misa, se han convertido hoy en motoristas y ciclistas que desayunan copiosamente en el hostal más antiguo de Catalunya que nunca ha dejado de servir comidas desde la su apertura, en 1524.
Edificado en 1312 por caballeros templarios, la administración del santuario pasó pronto a manos hospitalarias. El templo, de factura gótica, tiene una sobria fachada con un frontón sostenido por dos columnas estriadas. Aparte del restaurante, junto a la iglesia encontramos las dependencias que servían de hospedería a los peregrinos y que hoy son la sede del consistorio municipal. Del retablo barroco, desaparecido durante la Guerra Civil se conserva la mesa del encuentro de la Virgen, así como la virgen policromada, situada en el camarín.
Coaner es un pequeño pueblo dentro del municipio de Sant Mateu de Bages. Se encuentra en el valle del torrente de Coaner, afluente del Cardener, y etimológicamente proviene del latín Quovece Nigro.
Encontramos la torre cilíndrica y entera de un castillo, la iglesia románico-lombarda de Sant Julià y el santuario de la Virgen de Coaner.
El Santuario de la Virgen de Coaner es una iglesia erigida en 1654, para perpetuar, según la tradición, el recuerdo del hallazgo de la Virgen al pie del torrente, en este mismo punto. La Virgen es una talla románica de madera policromada, que data del siglo XIII.
La iglesia presenta una estructura de planta rectangular con un cuerpo de pequeñas dimensiones adosado en la parte derecha y el cementerio, a la izquierda.
En su interior se encuentra el retablo barroco del siglo XVIII hecho por Segimon Pujol de Gurb en 1716. Es de madera policromada y dorada, consta de cinco calles, la predela, tres cuerpos y un ático. Su estructura es reticular y se adapta a la forma absidal de la capilla.
Cuentan los hechos que, el 3 de agosto de 1458, la Virgen se apareció en unos pastorcillos de la Cirosa que guardaban el rebaño cerca de la Bassadòria. Después de estar un rato jugando con ellos, tomando la forma de una Virgen niña, desapareció en el lugar donde en 1600 se construyó una capilla. Esta aparición propició la construcción de tres templos sucesivos que han sido, desde entonces, lugar de santidad y peregrinaje, al abrigo de los cuales se edificaron varias construcciones, entre ellas la Casa Gran (un antiguo albergue de peregrinos, ejemplo mayúsculo de arquitectura civil renacentista) y un monasterio benedictino.
La actual iglesia empezó a construirse en 1652, y el tramo final, del que se encuentran los muros laterales, nunca llegó a cubrirse. Es dentro de este lugar donde se pueden ver los restos de la antigua iglesia gótica, que se fue desmontando a medida que se avanzaba en las obras del nuevo templo y de la que se conserva el órgano fabricado por Antoni Bordons a finales del siglo XVI.
Las vicisitudes que impidieron la finalización del templo, con varios intentos fallidos hasta bien entrado el siglo XIX, no fueron óbice para que entre 1747 y 1757 el escultor Carles Morató dejara uno de los ejemplos más exuberantes de la retaulística barroca catalana, presidiendo el templo. Conviviendo discretamente, en la capilla del Santísimo, encontramos el retablo de la primera iglesia, obra del portugués Pere Nunyes.
A principios del siglo XI, en un contexto geográfico de frontera entre el mundo cristiano y el mundo musulmán como era la actual comarca de La Segarra, era necesario también poner hitos remarcables en las fronteras ideológicas. El Milagro del Sant Dubte, ocurrido en 1010 en Ivorra es una muestra fehaciente.
Cuentan los hechos que el padre Bernat Oliver, en plena celebración eucarística, dudó de la presencia de Cristo en el pan y el vino. Y la duda propició el milagro: el cáliz se puso a rebosar sangre. Los hechos, consignados al obispo Ermengol de la Seu d'Urgell —posteriormente canonizado— llegaron a Roma, donde el papa Sergio IV certificó el Milagro y concedió muchas reliquias a la cofradía.
A partir de ese momento, aquella pequeña iglesia de Santa Maria, a un kilómetro de Ivorra, se convirtió en lugar de peregrinaje. Y en 1663 se inauguraba el actual santuario, a pesar de que la fachada data de casi 100 años más tarde, de 1762. El fastuoso retablo barroco que presidía la nave fue quemado durante la Guerra Civil.
En la primera década del siglo XXI la iglesia se ha visto ataviada nuevamente con un Cristo de Agnès Pla y Jaume González y un retablo fotográfico de Sebastià Caus, que hace que los hechos del milagro vuelvan a lucir con una poética propia de los nuestros días.
Algunos historiadores afirman sin paliativos que la Universidad de Cervera es el edificio del barroco civil más importante del Sur de Europa. Construida por imposición de Felipe V, tal y como afirma Agustí Duran i Sanpere, debe entenderse “no como prenda de paz, sino más bien como tributo impuesto por el vencedor”. La supresión de todas las universidades catalanas y su centralización (tan borbónica) en un único enclave era sin duda un mecanismo de control sobre la casta intelectual de Cataluña.
La primera piedra del edificio se colocó en 1718, pero la obra no terminó hasta 1780, en un proceso lento y, sobre todo, excesivamente costoso para las arcas reales. Una obra monumental y —pese a sus proporciones perfectas— desproporcionada para la pequeña villa donde se instalaba y por la duración que tendría, con la supresión de su actividad en 1842.
La rotundidad del plano arquitectónico, sobrio, racionalista y robusto, se complementa con la labor escultórica sutil llevada a cabo por el escultor manresano Jaume Padró desde 1775. Su imprenta se deja ver en varios lugares del edificio, pero es sobre todo en el retablo del Paraninfo allí donde los mármoles y el alabastro toman vuelo con una ligereza y finura de una maestría absoluta. La labor de Padró en Cervera, de la que ya no se movería hasta su muerte en 1804, impregnó varios rincones de la ciudad, como la iglesia de Santa Maria o el edificio de la Paeria.
La iglesia de Sant Pere de Vallferosa se encuentra junto a la Torre de Vallferosa.
Se trata de una iglesia de nave única con capillas laterales de planta rectangular. En el ángulo NO de la fachada se levanta la torre de campanario, que presenta una planta cuadrangular de dos tramos con las aristas recortadas y una balaustrada de piedra. En cada una de las caras de la torre de campanario se abre una larga ventana de arco de medio punto. La puerta de acceso al templo tiene un entablamento con un frontón triangular partido. En el centro de éste aparece una hornacina donde había una imagen de Sant Pere, actualmente desaparecida.
Encima de la puerta de ingreso a la iglesia hay un gran rosetón que iluminaba el interior del templo. La cubierta de la iglesia ha desaparecido, así que sólo conservamos los muros perimetrales y los arcos torales que sustentaban la bóveda. Se vislumbran otras estancias de la iglesia, como por ejemplo la sacristía al SE o la escalera con la que se accedía al corazón al SO.